Capítulo 32: Nuevos aliados en la oscuridad

~Nota de Autora: Bueno, en especial el capitulo quisiera dedicárselo a una señorita que siempre dice que la abandono T^T ¡Jum! Eso es mentira, y para que aprecies mi cariño este capitulo en especial es para ti <33 Uxia! Este es tú capitulo :) Aparte de eso, quiero dedicártelo por apoyarme siempre ^__^ ¡Gracias por todo!

La Pertigión mantenía aquella mirada asesina, seguía amenazándoles, lo que provocó una gran tensión. Rick seguía observando aquel ser de cuya imagen era idéntica que a la de Shiva, seguía sin entender si aquel Pequium estaba en el cuerpo de Shiva o que había tomado su forma. Para la situación de Nubila era bastante incómodo que su hermana – a quién no veía hace siglos- la estuviera desafiando.

-          Ashtad deberías no enfadarte tanto, eso genera arrugas… Pero bueno, de nacimiento no eres muy hermosa que digamos.-se burló.- Eso pasa por ser hija de  Hefesto y Ares.

-          Y tú deberías conseguir nuevos argumentos hermanita. Y ahora aléjate de la Pequium.

-          ¿Desde cuándo te interesa nuestro superiores?- Nubila parecía estar decepcionada, su carácter coqueto había desaparecido de repente y se había puesto algo más seria.

-          Desde qué me prometieron dominar el mundo. ¡Ah sí! Se me olvidaba, hermana, estos son mis amigos.- hizo un ademan indicando de quiénes eran sus nuevos compañeros.

A las espaldas de Ashtad, aparecieron tres siluetas que, se acercaban lentamente hacia los demás. El cielo seguía oscuro, parecía que iba a volver a llover. La imagen de los compañeros de Ashtad dejó boquiabiertos a los chicos, sin duda alguna se trataban de Marcus, Témhota y Recius.

Kristal no tardo en empuñar su arma y dirigirse hacia ellos, nadie la detuvo, todos se encontraba en un estado de shock.

Marcus se sorprendió de que esa ladrona estuviera viva, dio un gran suspiro, se quitó la capa que llevaba – dejando al descubierto su tordo musculoso llenas de ciertas cicatrices – y desvainó su espada acercándose a Kristal rápidamente.

-          Cuánto tiempo.-vaciló Marcus mientras chocaban ambas espadas.

-          Suficiente para acumular todo mi odio hacia ti.-escupió Kristal.

Témhota alzó los brazos hacia el cielo, pronunció una palabras que nadie parecía entenderlas. Cerró los ojos y siguió susurrando, cada palabra que decía provocaba una niebla oscura que invadió poco a poco todo el bosque haciendo perder la visibilidad a cada uno.

Rick, gracias al aura luminoso que provocaba Shiva –o la del Pequium– podía ver a su alrededor. Escuchó a Silker que le decía que huyera con los niños. Y después de un par de segundos, volvió la cólera.

Entre gritos, el tintineo que producía al chocar las espadas, los lamentos de cientos de personas; sin duda, Rick no sabía qué hacer. Lo primero que se le ocurrió fue intentar hablar a Shiva pero esta seguía inmóvil, contemplándole con aquellos ojos morados, como si se tratase de una estatua salvo por el pelo, que se mantenía flotando por la gran fuerza del aura que emitía.

-          Vamos Shiva tenemos que irnos, entra en razón. ¡Vamos!- gritó desesperado.

No lo pensó dos veces e intento coger la muñeca de Shiva para moverla, le agarro de la mano, echó un leve gemido, la soltó de inmediato y empezó a observar su palma de la mano, vio que tenía grandes quemaduras.

<<No puedo dejarla aquí…>>. De repente, dos luces con el brillo de un diamante aparecieron entre aquella niebla oscura. Poco a poco se podía visualizar que aquel destello era provocado por los hermosos ojos de Témhota quién, iba acompañado de Recius.

-          Rick, me alegro que aún sigas vivo.- comentó Recius.- Tenía tanta ganas de verte… Pero no te hagas ilusiones, que mi ansiedad por ti es solo por venganza.

-          Yo…-intentó hablar Rick.

-          No, no, no te disculpes por nada, ya no sirve. Tú,…-empezó a señalar a Rick con su dedo índice en forma amenazante.- condenado niño, tú me quitaste todo,… mi dinero, mi futura novia, mi reino… ¡Y PIENSO VENGARME!-gritó.

-          Pero, yo…- seguía insistiendo.

-          Aún recuerdo cuando me arrebatasteis mi poder, y ahora haremos lo mismo pero con tu amiguita.

-          Pero yo,… ¿te conozco de algo? Por qué… no me acuerdo de ti, lo siento.- posicionó su mano derecha sobre la cabeza y empezó a reír inocentemente.

Recius pestañeo dos veces, se quedó perplejo al oír que aquel niño no se acordaba de él. Un aura caliente recorrió todo su cuerpo, se sentía decepcionado y humillado a la vez.

Témhota dio un paso adelante y desapareció al momento, segundos después se encontraba junto a Shiva o mejor, la Pequium del cielo.

La Pertigión de la oscuridad se la quedó mirando fijamente, sacó un puñal, estaba decidida a clavársela hasta qué, un sonido apareció en su cabeza, el sonido se trataba del llanto de un bebé. Aquello le produjo dolor de cabezas, dejo caer el puñal al suelo, se llevó rápidamente las manos hacia la cabeza y se tiró al suelo.

-          ¡Ah! ¡Hacer que pare! ¡Por Hades! ¡AH!- gritaba mientras daba giros por los suelo intentando desaparecer aquel ruido.

En ese mismo momento, Rick desvainó la espada y se dirigió hacia a Recius, pero éste le sonreía maliciosamente.

-          Aercum.- dijo Recius antes de que Rick pudiera acercarse más.

Aquel conjuro provocó una embestida de aire lo que hizo que Rick saliera volando hasta chocar contra un árbol, pocos minutos después apareció su espada disparada por los aires y se quedó clavada en el árbol donde se encontraba Rick apoyado, justamente al lado de su cabeza. Sus ojos seguían como dos platos redondos, asustado por casi ser atravesado por su espada; dio un gran suspiro de alivio. <<Por suerte la maldición de la espada no me afecta a mí…>>

Empezó a oír pasos, seguramente los de Recius. Se acercaba hacia Rick con pasos lentos, llevaba en la mano el puñal, empezó ladear la cabeza de izquierda a derecha haciendo crujir todos los huesos del cuello, como símbolo de prepararse para atacar.

-          Es increíble que no me recuerdes…- Hizo una pausa.- Eso ha provocado más mi ira de matarte… Yo jamás podría olvidar al que me arrebató todo… ¿En serio que no te acuerdas de mí?

-          Mmm, no, lo siento.- negó con la cabeza e intento sonreír algo despreocupado.- Pero es que no caigo en quién eres…

-          ¡Maldito, muere!

‘POOM’  Aquel sonido metálico le resulto familiar. Había cerrado los ojos por puro reflejos, empezaba a abrirlos para observar lo que pasaba, se encontró a Recius en el suelo con una enorme contusión que se le sobresalía por la cabeza.

A sus espaldas, se hallaba a Toby quien sostenía entre sus manos una sartén con una ligera abolladura. Agarrado a su camisa estaba Leiya, muerta de miedo ya que, no paraba de titiritar.

-          ¡Toby me has salvado!- se abalanzó hacia el pequeño y lo abrazó fuertemente.- Ahora, marchémonos de aquí, no estamos a salvo.- concluyó

-          ¡Rick, no podemos! Gafny aún sigue en el lago…- comentó Leiya.

-          Uf.-suspiro.- Está bien, pero vosotros huir al templo. ¡Ni os ocurra volver! ¿Entendido?- miro fijamente a Leiya-No quiero ninguna trastada, solo esperar que yo volveré junto a Gafny… ¡Ahora iros!-les gritó.

Los niños, asustados de que les gritasen, salieron corriendo en dirección del templo. Rick siguió vigilándolos hasta que la espesura de la niebla y el de los árboles hicieran que les perdiera de vista, lo que significa que le habían hecho caso.

Caminó todo recto, hasta encontrarse de nuevo de Shiva. Ésta seguía inmóvil en el mismo sitio.

-          Prometo volver a por ti. Sigo teniendo esperanzas de que en tu interior, guardas a Shiva.- susurró al pasar por su lado.

Empezó a correr y se tiró al lago. Unas pequeñas corrientes eléctricas recorría el cuerpo de Rick. El agua mantenía un aura poderosa, lo más seguro se tratase del aura del Pequium del cielo. Siguió nadando, a pesar del dolor que sentía por aquel céfiro, era como si le quemasen y estuviera a punto de ser carbonizado. Intentó no pensar en aquel dolor y siguió hacia delante. Pocos metros después encontró el cuerpo de Gafny, de inmediatamente lo aferró e intento sacarlo a la superficie lo más rápido posible.

Una vez que sacó su cabeza al exterior, nadó todo lo que pudo hasta la superficie de la tierra, no lo consiguió al último momento, una gran fuerza sobrenatural se lo impedía haciéndole que se inundará, ante de eso, intentó colocó a Gafny a la superficie, al menos la mitad de su cuerpo.

<< ¿Este es mi fin? No tuve tiempo para nada… ni para aclarar esta enorme duda que pesa sobre mí>>

Las aguas estaban tranquilas, aquella aura desapareció por arte de magia. Cerró los ojos con cuidado, expulsó involuntariamente todo el oxígeno que mantenía cerrada por la boca y dejó su destino a manos de la gravedad.

Un gran destello se originó fuera de la superficie, cada vez, aquel intenso brillo se iba acercando. Rick intentó abrir brevemente los ojos, vio como aquella hermosa silueta se le acercaba, dejando que sus largos y brillantes mechones de pelo se arrastrasen por la corriente. Le costó bastante saber de quién trataba, hasta que se percató de aquellos ojos morados.

<< ¿Shiva?... ¿Eres tú?>>

La mujer alargó el brazo en su dirección, su mirada era casi fría, sin expresión alguna; pero sin duda tenía el deber de ayudarlo involuntariamente.

<< No dejaré que tú mueras también>> 

Eso fue lo que oyó Rick, una voz delicada que musitaba dentro de su cabeza, antes de caer inconsciente.

Y sin darse cuenta, e iba recuperando la conciencia, se dio cuenta de que se hallaba en tierra firme. Velozmente dirigió su mirada a aquella niebla negra, no había rastro de Shiva.

*          *          *

El sonido metálico de las espadas al chocarse seguía escuchándose a pesar por la espesura de aquella niebla.

Kristal se ocultó tras un árbol, se llevó la mano hacia la cadera y tras unos pocos segundos la mano se coloreó de un color granate. Arrancó un trozo de su camisa marrón que estaba oculta bajo la chaqueta de color beis, aquel trozo lo envolvió sobre la herida. Antes de hacer otro movimiento, arranco una rama y se la coloco en la boca; volvió hacia el trozo de tela que tapaba la herida, llegó la hora de hacer un nudo y parar la hemorragia.

Fue ahí cuando empezó a gemir de dolor, aquel gemido era débil ya que, el palo que mantenía entre sus dientes prohibía que gritase –por su bien no debía de hacer ruido, estaba ocultándose de su enemigo-.

 Cuando ya acabo todo tiro la espada no muy lejos y se sentó. Recordó las sabias palabras de Lirfo, aquella palabras que hizo que se durmiera en sus primeras clases sobre la magia. ‘Tienes que concentrar tu poder en un solo punto de tu cuerpo y acumular tu energía’ Aquellas fueron las palabras que recordó.

Suspiró, aún seguía siendo lo bastante novata para controlar su poder. Levantó la mano por la altura de los pechos, cerró los ojos y se concentró. Poco a poco percibía como toda la energía se dirigía hacia la palma de la mano, aquel cosquilleo fue inevitable para que los cabellos de los brazos se erizaran, todo iba bien hasta que aquella odiosa voz apareció.

-          ¿Querías un descanso? Solo tenías que decirlo.- dejó una pausa para reírse.- Pero creo, que aquí se acaba el punto muerto.

Al acabar la frase, el árbol cayó sobre Kristal pero gracias a su agilad puedo esquivarlo con un saltó. Rápidamente se llevó la mano hacia la cadera, aquel corte la mataba.

Intentó desvainar la espada pero se dio cuenta de que no se hallaba junto a ella, si no ahora estaba sepulcrada por aquel enorme árbol.

Marcus se acercaba con pasos lentos, sostenía entre sus manos aquella enorme espada, lo que se fijó detalladamente Kristal; misteriosamente esa espada mantenía un aspecto parecido a la espada legendaria que llevaba Rick, pero ésta, era de un color más oscura.

-          Esperaba que en  estas condiciones me pidieras que no te matara. No sabes cómo deseo que pasé eso... La princesa estelar muerta, muerta por mis propias manos.- se le dibujó una risa maligna en su rostro, hasta se podían observar los colmillos afilados.

Kristal frunció el ceño.- Jamás caeré tan bajo como harías tú.

-          Lógico, siempre fuiste tan distante y alejada desde que asesinaron a tu seres queridos, ¿verdad? Y solo sobreviviste tú y el experimento Z.

-          Cállate.-susurró mientras cerraba el puño con fuerzas.

-          Y lo mejor fue que tu hermano, tu verdadero hermano y más familiares de su alteza murieron gracias a vuestro compañero, ¿lo sabíais?

-          ¡Fue un accidente!- gritó

-          ¿Eso es lo que te ha dicho Silker?- en su rostro se podía observar aquella expresión fingida de asombro.

Kristal con la cabeza agachada, indignada, furiosa, se la caía una ligera lágrima sobre su rostro. Clavó las uñas sobre la arena como si quisiera coger un trozo de tierra y arrojársela aquel indeseado.

De repente, aquel brillo azul pálido apareció entre sus manos. Todos aquellos sentimientos retenidos pudieron hacer que librara todo su poder. Se levantó débilmente, aún manteniéndose con la cabeza cabizbaja hasta que empezó a gritar y mostrar aquellos ojos de rabia.

-          ¡Tú qué sabrás! ¡Sé que Silker no haría eso adrede! ¡Es más, ya me lo confesó y hasta le perdone!

Aquel brillo que provocaba sus manos seguía brillando cada vez más. Por fin se decidió, alzó la mano de modo que quedase la palma expuesta hacia el cuerpo de Marcus, poco a poco se iba formando una especie de bola, una estrella de un color azul pálido y lo lanzó contra a él. Marcus rápidamente intento cubrirse la cara con sus antebrazos, pero aquella esfera era tan potente que pese a la fuerza que oponía él, era arrastrado hacia atrás por aquel inmenso poder. Hasta que se le ocurrió una idea, coger la espada y atravesar el rayo y así haría que se desvaneciese.

-          ¡Kristal!- Dereck intentó llamar su atención.

-          ¡Cógelo!- Silker le lanzó su espada.

Kristal asintió y corrió en dirección hacia donde caía la espada. Una vez, teniendo la espada entre sus manos, se dedicó hacer una seña a Marcus, ofreciéndole ser el primero en atacar.

Marcus, sin embargo se encontraba algo agotado. <<Malditos masajes...>> Echó la culpa por encontrarse en ese estado a aquel método de curación que solía realizar mediante agujas.

-          Marcus, deja de jugar. Ya la tengo.-se oyó una voz.- Tenemos que irnos, no perdamos tiempo con estas escorias.

Entre la niebla se podía observar una silueta, con dos ojos brillantes, Témhota. Ésta les dedicó a sus enemigos una fría mirada y después, le hizo un gesto con la cabeza como símbolo de que se fueran.

Marcus a regañadientes obedeció, volvió a ponerse firme, envainó la espada y se puso en marcha, siguiendo a Témhota entre la neblina. 

-          ¡Eh, tú no huyas!- gritó Kristal agotada.

-          Dejemos el combate para otra ocasión. Aún tengo que mejorar.- confesó Marcus.

Kristal cayó al suelo rendida, se sostuvo mediante los brazos y su respiración era bastante agitada. Dereck y Silker se acercaban hacia ella. Ambos se sentían culpables de no haberla ayudado en la ocasión, pero por la niebla les costó encontrarla.

Estaba furiosa por no haber podido acabar con aquel engreído. Los chicos se situaron  a cada lado de Kristal, estaban preocupados por ella.

-          ¿Estás bien?- preguntó Silker mientras la ayudaba a levantarse.

-          Lo estaría si hubiera podido acabar con él… Por muy poco me iba a matar.- confesó.