Capitulo 31: El resurgimiento (Parte 2: La verdad)

La noche fue eterna, Rick apenas podía dormir…  Solo le venía a su cabeza aquella imagen, aquel sueño aterrador dónde era testigo de la muerte de su madre. No podía dormir lo que decidió darse  una vuelta por aquel edificio que, le resultaba un lugar atrayente y bastante cómodo, parecía que ya hubiese estado antes ahí.

Observó que había dejado de llover, el roció era precioso bajo la luz de la luna llena junto aquellos destellos que provocaba las hadas y lo demás, era silencio.

Antes de haberse ido a dormir, Becker le afirmó que Nubila se encontraba mejor, que ya volvía a tener su temperatura corporal normal, el de los menos cincuenta grados.

Se sentó en el suelo, apoyándose junto a una columna dórica que sostenía el techo del templo. Empezó de nuevo a meditar sobre todo lo que pasaba. Pronto se dio cuenta de que Jack se hallaba en la puerta contemplándolo, no dudo en acercarse mientras en un puño llevaba la espada legendaria.

-      -  ¿No tienes sueño?- pregunto Jack.

-      -  ¿Y tú?

Jack se acercaba hacia Rick, quién seguía aun en su misma posición. Ignorando de que Jack le clavará la mirada, lo que, la mayorías de las veces hacía que se sintiera intranquilo.

-          Para que me molesto en preguntar.- dijo secamente el hermano mayor.

Después de eso, se produjo un incómodo silencio. Rick se ponía nervioso, no podía callarlo más…, cada minuto que pasaba en aquel templo más recuerdos recordaba… Y no podía evitarlo.

-          Jack… Creo que ya sé que pasó aquel día-rompio el hielo Rick

-          ¿Hum?

-          Era una tarde tranquila, en nuestra casa… aquí. Tú y padre os fuisteis como siempre hacíais todas las tardes. Rajrock se fue a una taberna a beber, como de costumbre… Mama y yo, preparábamos una tarta por mi cumpleaños.- hizo una pausa que le permitió dar un gran suspiro nostálgico.- De repente, alguien empezó a golpear brutalmente la puerta… Nuestra madre me cogió y me escondió en el baño… Me dijo que me callara y que no realizara ningún ruido… D-después oí gritos… Madre los echaba a todos pero parecía que no la hicieron caso, me asusté, y salí de mi escondite… Mis ojos fueron testigos del acontecimiento del crimen…  eran soldados oscuros… y vi como la espada legendaria, mi espada… atravesaba el cuerpo de nuestra madre haciendo que perdiera la vida… Tuve miedo Jack.- se llevó las mano hacia la cabeza donde la apoyo entre sus rodillas.- Me escondí en el armario… Pasaron las horas y no hubo más señales de que aquellos hombres seguían ahí… Fue ahí cuando salí y observe… a Thunder, tumbada en un gran lago de sangre… D-después…

-          Rick… ¿qué pasó después? ¿Quién te borro la memoria…?- pregunto Jack que permanecía atento a la historia que contaba su hermano menor.

-          ¡Arthur! Apareció nuestro padre… Tú no estabas… Empezó a gritarme, abrazó el cuerpo de nuestra madre… y empezó a culparme por su muerte… no paraba de decir: ‘Maldito crio, ¡todo es tú culpa! ¡Tú madre murió por tu culpa!’… Empecé a llorar. Arthur beso la mejilla de Thunder…. Se acercó a mí y sacó un libro… El libro que tiene ahora Lirfo. Formuló un conjuro, se acercó hacia a mi… Colocó su palma de la mano en mi frente, su mano producía una luz blanca… Me dijo: ‘Esto no te va a doler… Solo hará que no recuerdes nada…’.

-          Y fue así como tu memoria estaba defectuosa.- aquel tono burlón, pareció que estaba insultándole.- Supongo, que después de eso, nuestro padre desapareció a partir de poco años después me fui yo, abandonándote…

Rick estaba exhausto, cada palabra, cada expresión parecía que lo decía viviéndolo de nuevo, sufriendo de nuevo… El nunca deseo esto, que su madre la mataran por su culpa, ver como su padre le maltrataba y como era aislado por la familia poco a poco… Sintió como si no le importara nada a nadie. En estos últimos meses en aquel mundo extraño, fue la primera vez que se sintió algo más importante… La gente era amable con él, y no porque fuera alguien famoso si no, de cómo era él.

-          Rick.-le alertó Jack quién hizo que se alejara de sus pensamientos.- Un día prometí estar contigo y protegerte, esa promesa aún perdura… Aunque tú, me odies. Recuérdalo.

Rick, no puedo evitar esbozar una pequeña y ligera sonrisa al comentario de Jack, de nuevo volvió a sentirse en su lugar, en su hogar.

-          Si te odiara, significaría que yo tengo algún sentimiento hacia a ti o, que me importaras… Pero va a ser que no.- Hizo esa típica mueca donde uno sonríe pero a la vez intenta dar un aura chulesco.- Además, no quiero que nadie cuide de mí. Ya soy mayor, Jack.

-          Como siempre, tan irritable.- sonrió Jack.

Jack, alzó una mano en dirección hacia Rick, ayudándole para que se pudiera levantar. Rick ni se lo pensó pero no dos veces y también llevo su mano hacia la de Jack.

 Una vez que el sol se puso, iluminado cada recoveco oscuro, decidieron que ya era la hora de la resurrección del Pequium de los cielos.

Dereck, junto con su fiel amiga Mhiyoto, establecían una conversación con Silker, quién les ignoraba.

-          ¿Seguro no quieres ir subido? Mhiyoto es muy dócil.- insistía Dereck.

-          ¡He dicho que no!- exclamó Silker mientras se alejaba de ellos.

Recordó cómo comenzó a jurarse qué jamás utilizaría la tecnología como medio fácil de salir de cualquier situación, tanto medio de comunicación como transporte o como arma. Era muy terco, pero tenía un motivo para serlo.

No tardaron mucho en llegar al gran lago, donde Toby se encontró la primera vez con Gafny. El lago seguía con aquella aura misteriosa, los árboles dejaban la entrada de la luz imitando unos focos. Aquel lugar olía tan puro y daba una sensación tan agradable que a uno le entraba sueño.

Gafny se aproximaba hacia el lago, de repente empezó a flotar sobre el agua, sosteniéndose en pie. Era un milagro que un ser podía andar sobre el agua, lo hacía de tal manera que parecía fácil.

Toby la observaba con cuidado, cada paso, cada movimiento, no quería perderse nada. Sin embargo a Leiya no mostraba ningún entusiasmo ver a ‘esa’- era así como la llamaba- ser el centro de la atención, pero eso no era lo que le molestaba, si no que, Toby la admirase.

A Kristal le gustó contemplar como la naturaleza la seguía, como hacían que su baile fuera más entretenido y aún más bello. Dereck se arrimó hacia ella y hasta que, inconscientemente la cogió de la mano. Fue tal actuación, que Kristal ni se percató que estaba cogiéndole de la mano y eso hizo que Dereck se angustiara, pero no fue motivo para soltarse es más, siguió sintiendo aquel calor que provocaba su mano.

Llegó un momento dónde el agua empezó a flotar alrededor de Gafny, fue mágico aquel momento. El agua envolvía a Gafny lentamente hasta hacerla desaparecer. Breves minutos después, el agua donde se ocultaba Gafny, empezaba a iluminarse de un color amarillento. Con un golpe, el agua cayó de nuevo al lago. Gafny volvió a ser visible para los demás, pero no con la forma de humana, si no, de fauno.

Sus patas eran de cabra, poseía un color blanco entre beis. Los cuernos que se hallaban en la cabeza también eran blancos y pequeños. Gafny siguió bailando con tranquilidad como si nada hubiese pasado.

De repente, el cielo empezó a brillar, fue una luz cegadora lo que provocó, que todos tuviesen que cerrar los ojos. A Rick le entraba la curiosidad y quería abrirlos, pero fue imposible, la luz era muy fuerte para sus ojos.

-          ¡Ya está aquí! ¡La Pequium del cielo!- exclamó Becker.

Gafny, nada más acabar, se desmayó haciendo que se hundiera en el lago. Toby y Rick corrieron a socorrerla, pero varios rebeldes les impidieron el paso.

-          ¡Se está ahogando!- gritó enfadado Rick.- ¡Hay que ayudarla!

-          ¡No podéis!- gritó Becker- El agua está concentrando el poder del Pequium que vuestros cuerpos no aguantarían…

-          ¡¿Y qué hacemos?!- se alteró Toby

-          Solo podemos esperar a que el Pequium salga.-concluyó Jack quien se localizaba sentado en una rama de un árbol cercano.

Rick, mostrando un gesto de ira y se dedicó a observar el cielo. Seguía brillando con intensidad, pero algo menos que antes. De un punto empezó a formarse un agujero, un agujero negro, del cual salía alguien.

Nadie pudo visualizarlo bien, no sabían con precisión de qué se trataba.Aquella silueta empezó a descender de aquel agujero, posicionándose sobre el lago. Poco a poco se percataron de qué se trataba de una mujer, lo peor fue que de su cuerpo emitía un destello blanco y sus ojos, sus dos enormes y preciosos ojos, que destacan por aquel brillo morado, pero no era solo era el iris, la pupila o la cristalina; es más todo el ojo hasta la esclerótica.

-          ¡Shiva!- comentó Rick quién quiso correr hacia ella, pero aún los rebeldes le impidan el paso.

-          Esa no es tu amiga.- explico Becker- Es el Pequium de los cielos que ha utilizado el cuerpo de Shiva como su cuerpo.

-          ¿Qué la pasa? ¿¡Por qué brilla!?- seguía sin hacerle caso.

-          ¡Rick céntrate!- le grito Silker- El Pequium ha utilizado su cuerpo como botijo de su alma y su poder… Pero es tal poder, que por los poros del cuerpo los expulsa. Por más que quieras llamarla, ella no se dará por aludida.- la voz de Silker era de un tono melancólico.

Shiva, o lo que quedaba de ella se colocó sobre el agua, manteniendo el equilibrio. Se aproximaba lentamente sobre la orilla, cada paso que daba sobre el agua, este producía varias ondas como si hubieran tirado una piedra. Su pelo flotaba por aquella aura de poder, no paraba de tambalearse de un lugar a otro; llevaba puesto un vestido largo, de seda, de un color blanco puro.

Cuando ya toco tierra, siguió andando un poco más hasta colocarse justo enfrente de Rick. Éste se sintió algo incómodo al saber que aquellos ojos morados le observaban. Aun así tuvo la esperanza, qué en su interior podía hallarse a Shiva, aunque por fuera sea un Pequium.

-          ¡Atrás!- gritó una voz femenina.- ¡Es Pequium se ira conmigo!

Todos se voltearon y observaron a una mujer de pelo rojo, la que recibió el nombre de Ashtad. Llevaba todo su pelo recogido en una coleta alta, acompañado en la frente de una tiara plateada dónde se podían ver incrustados unos diamantes rojos, si los ojos de Kristal no fallaban, se trataba de rubís.  La expresión de su cara era de sensatez, daba hasta miedo. Estaba alzando su querida catana hacia los demás, le daba igual que fueran muchos contra ella, es más, la que saldría ganando sería ella hasta qué, la vio.

-          Ashtad…-susurró Nubila dando un paso hacia delante en señal de ataque.

-          ¿Nubila?- se quedó desconcertada pero al rato empezó a reír.- ¡Cuánto tiempo sin volver a veros!, ¿no crees, hermana?