Capitulo 23: La base de los rebeldes.

La sala estaba con un aura caliente. Los cojines bien cómodos, las sabanas suave... Un ligero peso sintió sobre las zonas de las piernas. Abría lentamente los ojos, observo aquel tejado tan blanco como la nieve. 

Poco a poco se levantaba, aquel peso que notaba venia del cuerpo de Shiva, esta dormía como una niña.

Se percató en el sofá, allí se hallaban Leiya dormida encima de Rick. A Rick se le caía una gota de babas, era asqueroso... Abajo, en sus pies se encontraba Heldika, todos dormían tranquilamente... No se dio cuenta que aquella imagen hizo que se le dibujara una sonrisa en el rostro.

- Buenos días dormilona.- oyó.

Alzo la mirada hacia aquella voz, provenía de Shiva. Los hermosos ojos morados de la chica la miraban agradablemente mientras le sacaba una sonrisa.

- No sé quién es la dormilona de todos.- concluyo Kristal.- ¿Habéis estado todos aquí?- Le pareció extraño ver que Rick estuviera ahí y los otros no...

- ¿Lo dices por Rick?- Shiva se colocaba dando su espalda sobre el respaldo de la silla.- Rick insistió en quedarse a dormir aquí, jajá cómo es.- siguió observando aquella pareja que dormía.

- Shiva... ¿Qué ha pasado? Ósea... Vi que a Lirfo le traía Jack... estaba como pálido...- Shiva no quiso contesto, agacho la cabeza... Sus ojos lo decían todo....- ¡NO! ¡LIRFO NO!...- Mascullo Kristal mientras cerraba el puño...- ¿¡Quién... quién ha sido el desgraciado!?

- Kristal.... Es mejor que no te alteres... Sigues grave…- susurro... Por sus ojos derramaba varias lágrimas, su voz era más apagada.- Fue Témhota... La Pertigión de la oscuridad...

- Maldita semi-diosa…-gruño.- Por cierto… Sobre mi estado… ¿La herida…?

- Ya estas fuera de peligro.- saca una ligera sonrisa.- Te tuvieron que donar sangre… Leiya se ofreció voluntaria, pero Silker se opuso, era muy pequeña. Entonces, él fue quien se ofreció para ser el donante.

- Silker…- susurra.-Shiva, voy a contarte… Todo, todo lo que he estado ocultando… Y espero que me guardes estos secretos.

*         *          *

Silker anduvo por toda la base, pensando, recapacitando. Salió al exterior y se quedó observando a la luna. Tan grande y redonda, tan bella y esbelta; suspira. Nota que alguien se encuentra con él, se gira de inmediato, es Rick.

Llevaba una especie de moto, aquella moto era peculiar, con un brillo plateado, con dos tubos cilíndricos colocados en la rueda trasera, una de las ruedas más grande que otras, sin volantes, sino millones de botones…. Rick sonreía como un niño, Silker puedo percatarse del ojo morado que tenía.

-          ¿R-Rick… Qué te ha pasado? ¿No estabas durmiendo? – pregunto con un tono de extrañado.

-          Jejeje… Verás, pelo chicle me lanzo del cuarto y me choque contra la mesa. Al parecer quería hablar a solas con Shiva.

-          No sé qué decir…- Asombrado e intentando evitar reírse delante de su cara.- Y… ¿Y lo de la moto a que viene?

-           ¡AAAH! ¿Esto? Es para ti, mira este es mi plan para que te confieses a Kristal .- empieza a toser para aclarar la voz.- Ejem, uno: Tú estarás con la moto esperándola; dos: Cuando aparezca invítala a subir; tres: cuando se suba llévatela lejos, lo mejor es estar a solar sin que haya interrupciones como alguna “gentuza”.- Empieza a mirarle mal.- Y cuatro, te declaras.

Silker se quedó con la boca abierta, patidifuso. Rick tenía demasiada imaginación, o eso, o el golpe que se dio hizo que delirará.

-          Veras, Rick… El amor que tengo hacia Kristal es imposible… Jamás un soldado como yo estaría con una ladrona… Prefiero que mis sentimientos se acumulen en silencio dentro de mí.

-          ¡Chorradas! – Le coge la mano y se lo lleva a la puerta principal de la base.- Es mejor no acumularlo, es mejor soltarlo, ¡gritarlo! Si no, tu corazón estallará y se derramaran varias lágrimas, ¿y por qué llorar ahora? Porqué ya será tarde.

Confuso y alucinando. Silker no se podía creer que aquel personaje fuera Rick, el mismo que pasaba de todo. En el fondo era buen chico aunque, lo más triste… Es no saber lo que le ocurrirá.

De repente, la puerta empezó a abrirse. Rick salió corriendo hacía quien sabe dónde. Y de aquella misma puerta salió la misma Kristal.

La luz de la Luna chocaba hacia aquel pálido rostro. Su pelo rosado parecía blanco, sus ojos tan brillantes, sin duda, Silker se quedó embobado hacia ella.

-          S-Silker… Es-Esto verás…- Kristal quería sacar tema, sacar aquella palabra, pero era difícil, para ella es difícil decir un solo “lo siento o perdóname”.- ¿Y esa moto eléctrica?- Cambio de tema.

-           P-Pues… La encontré por ahí… -mintió- Y me preguntaba si querías dar una vuelta… Si dices que no lo entenderé…

-          Vale, vamos.

-          ¡Vale! Perdona, no sé en qué estaba pensando, ¡ya sabía yo que no querías venir!... ¿¡E-Esto qué, qué!?- se quedó con los ojos en blanco.

Kristal empezó a subirse a la moto, tan ligera como un felino, tan delicada… Aquellas palabras invadieron los pensamientos de Silker. Cuando justo, Silker iba a montarse, apareció a lo lejos uno de los rebeldes, gritando: ¡LADRONES! ¡ESA MOTO ES MÍA!

Silker echó a correr, dejando a Kristal sola, en la moto. Echo la vista para atrás y observo como aquel rebelde empezaba a regañar a Kristal.


       -          Maldito Rick… Ahora la situación es peor…  

*       *       *

Minutos después, todos se encontraron en una sala, la sala de comandos. Dereck explicaba a los chicos su plan de asaltar al rey de Karpia.

-          Lo que no entiendo…. ¿Por qué debemos hacer nosotros también esta misión?- pregunto Rick.

-           Mira mi futuro cuñado.- Rick se puso rojo e intento disimularlo mirando hacia el suelo y con la mano apoyada en la cabeza.- Vosotros me ayudáis en esta misión, y yo os ayudaré a encontrar al fénix mágico para revivir a vuestro compi, ¿os parece?

-          Para mi genial.- contesto Kristal bordemente- Pero, Derek…. ¿Dónde se encuentra Lirfo en estos momentos?

-          Mi querida Kris, no te andes preocupándote por eso. Él está en la sala refrigeradora, si llega a estar más bajo el sol, su cuerpo se descompondría fácilmente…- hizo una breve pausa. Suspiro y miro a las dos chicas mientras sacaba una sonrisa burlona.- Chicas, vosotras dos seréis las únicas que necesito para poder infiltrarme en el gran baile que hará el falso rey de Karpia…

-          ¿Y nosotros que hacemos?- concluyo Toby- ¿Y cómo es eso de falso rey?

-          Verás Toby, este señor se proclamó rey por las buenas. Karpia es un lugar desértico, nadie reina en este lugar, por eso fue perfecto para hacer la base de los rebeldes aquí. Y nosotros queremos saber los verdaderos planes de este impostor… Se conoce que le encanta las chicas guapas, y Shiva y Kristal son perfectas.- se quedó mirándolas.

Cuando acabaron la conversación, las dos chicas se dirigieron a los cuartos. Shiva llevaba consigo los dos vestidos para el baile. Era algo extrovertido, largo y un extremo de la parte inferior con una gran corte que llegaba hasta los muslos, lógico, aquel señor se le tenía que caer las babas al verlas. No llevaba tirantes el vestido, por la zona del ombligo descubierto… Aquel vestido hizo que Kristal se echara atrás. Ella odiaba ponerse eso…

Se pararon en frente de una puerta, esta se abrió hacia los lados automáticamente. Las dos muchachas entraron. Shiva dejo los vestidos sobre la gran mesa que se hallaba en aquel cuarto.

-          En serio… ¿Debemos ponernos eso?- pregunto Kristal.

-          Sé que no te gustan los vestidos… Pero haz lo por Dereck… Andaa… -suplico.

-          Uff… Está bien… Más le vale que me dé una bolsa llena de Yingor-suspiro

La chica de cabellos rosados cogió su vestido, ambos idénticos de forma pero distinto colores, a ella le toco el negro, a Shiva el rojo.

Al cabo del tiempo estaban ya las dos preparadas, decididas fueron a la sala de operaciones donde ahí les aguardaba Dereck vestido con un bonito smoking.

-          Que guapas que vais chicas. Sobre todo tú, Kristal.- le guiño un ojo- Deberías ponerte estos vestidos habitualmente, estas tremenda con ese punto femeni… -Paro de hablar, ambas chicas le abofetearon, las dos en cada lado.

-          Vamos- ordeno Kristal malhumorada.

Un galante coche asomo por la sala de operaciones, como una limusina, pero sin ruedas y flotante. De un color negro carbón y con aquel toque de elegante.

Los demás chicos observaban como aquel, Dereck se iba con las chicas. Silker cerró el puño, y empezó a morderse brutalmente el labio inferior.

-          ¿Celoso?- comento Rick con su sonrisa burlona- No deberías estarlo, nosotros también apareceremos en esa fiesta… - al acabar la frase, soltó una risa algo malévola. Del que Silker se quedó con cara extrañado.