Capítulo 4: El final que no recordará.

Todos hicieron el mismo movimiento, se cubrieron la cabeza con las manos, el motivo era que el techo se estaba derrumbando. Había fuego por todos los sitios lo que hacía que se complicaran aún más la situación. Aquel pilar de luz era increíble, rebosaba de una gran fuerza y en su interior se hallaba Shiva.

Kristal, se percató de que Toby se encontraba a una esquina de la gran sala, rodeado de fuego y sentado. Decidió rápidamente salir corriendo para auxiliarle pero de repente, notó como alguien la empujaba violentamente. Después de caer se fijó en el idiota que la había empujado, Becker. Alzó la vista a unos centímetros más lejos y puso los ojos en blanco. Si no fuera por aquel chico, ahora mismo estaría enterrada por aquellas grandes placas de acero. Se alejó inmediato de Becker, por no decir que casi le empujó para que se apartara de encima de ella. Se levantó y se quitó el polvo de encima.

-          Creo… que te debo la vida.- dijo con esa mirada fría.
-          Por ser tú,- la guiñó el ojo.- te daría mi vida entera, aunque… creo que de eso ya se ocupan otros dos.- echó una mirada a Silker y a Dereck mientras se reía.
-          No sé para qué pierdo tiempo contigo.- comentó malhumorada por aquel comentario.- Aunque debo decirte, que los prefiero a ellos dos antes que aun mujeriego como tú.

Becker asintió, le daba igual; hasta él admitía que era un verdadero mujeriego, amantes de las chicas más bellas de toda Kiria. Kristal le dejó solo y corrió hacia Toby, para cuando llegó, se fijó en el hinchazón del pie izquierdo del niño. Intentó acercarse a él pero las llamas le resultaba ser un gran problema.

-          Me ocupó yo.- salió Lirfo rápidamente, dando un gran salto. Se pueso en frente delas llamas, colocó sus manos en dirección del fuego y formuló un hechizo.-- ¡Aquartrun!

De su mano brotó un disparó de agua que iba apagando lentamente el fuego. Kristal aprovechó para coger a Toby a caballito, el pobre niño andaba cansado; cuando lo aupó a sus espaldas, éste le susurró:

-          Lo…lo siento, volví a fallarte. No pude ayudarla…, de nuevo.-

Naol se acercó a Kristal, cogió a Toby entre sus brazos y notó como la cara de Kristal mostraba preocupación al comentario de Toby, pero no quería meterse en los asuntos ajenos de los demás por lo que se dedicó a salir de aquella “nave o base” junto con el niño.

-          Ya me ocupó yo, tú ayuda a los demás.- le dijo Naol.

Por otro lado, Rick luchaba consigo mismo en si atacar a Shiva o no. Sabía perfectamente que la verdadera Shiva no era consciente de lo que hacía y por eso tenía que hacer algo para hacerla entrar en razón, ella le importaba y mucho. Sin darse cuenta, Silker y Dereck se encontraba a sus dos lados.

-          Rick, vigila por arriba.- comentó Dereck.

El pobre muchacho se quedó confuso, sin entender a lo que se refería Dereck. Inesperadamente, de la nada, empezaron a caer meteoritos –no de gran tamaño, pero suficientemente para carbonizar a alguien-. Silker disparaba cada meteorito que se le venía encima, cada diana que hacía en uno de ellos, éstos inmediatamente explotaban. Dereck, montado en Mhiyoto, los esquivaba uno a uno. Dereck también utilizó alguna ayuda del mecanismo de su amiga, lanzaba disparos semejantes a la de las pistolas, no obstante mantenían también similitudes a las de un láser azulado; destruyendo las grandes rocas. En cambio Rick, intentaba esquivarlos –por no decir que siempre se llevaba algún rasguño que otro-.

Shiva, mejor, la Pertigión de los Cielos; se hallaba en su forma de trance en medio de aquel pilar de luz, flotando. La cuestión era que para llegar ahí y hacerla entrar en razón, iba a ser difícil, ya que cuando Rick quiso tocarla este se quemó y no se imaginaría como debería ser atravesar aquel pilar de luz hecho por la Pertigión de los Cielos.
Rick agarró su colgante, pudo sentir la fuerza que emanaba de aquel objeto, aquella fuerza le pertenecía. Dio un gran suspiro, contó hasta tres e intentó hacerse camino en dirección al pilar.
Sin embargo, un rayo de luz con cierto parecido a la de un rayo se dirigía hacia él. Cerró los ojos con fuerzas y se cubrió, pero justo en aquel momento notó como Lirfo se teletransportó inmediatamente en frente suya, creando un escudo invisible. Se fijó también que utilizaba todas sus fuerzas en mantener aquel escudo. Lirfo, con dificultad, inclinó brevemente la cabeza y dijo en voz alta:

-          Nosotros siempre te cubriremos.- intentó sonreír forzosamente.- ¡Ahora corre!

La reacción de Rick fue simple, se dedicó a asentir, después se le dibujó una gran sonrisa –de nuevo haciendo la aparición de aquellos lindos hoyuelos- y colocó su mano en el hombro de éste, agradeciéndole todo lo que estaba haciendo.

Cada paso que daba, un nuevo obstáculo se encontraba, esta vez brotaron del suelo unas zarzas afiladas, a lo que Dereck junto a su fiel compañera Mhiyoto le tuvieron que socorrer. Le agarraron y le montaron encima de la moto. De repente, sin previo aviso alguno, salió de la nada una enorme roca justo delante, Dereck intentó esquivarlo al último momento, bruscamente; lo que llevo que perdiera el equilibrio y cayesen directos al suelo. Rick se levantó ágilmente –aunque se tambaleaba aun estando de pie- y empezó a buscar a Dereck.

-          ¡No pierdas tiempo!- le gritó el chico de cabellos rubios.
-          Pero… ¡Estás herido!- Dereck se encontraba bajo la moto, dificultándole seguir adelante.
-          ¡Me importa un ****** lo que me pase a mí! ¡Lo que importa es mi hermana!- Realmente se encontraba herido, pero nadie podía contradecir la palabra a Dereck.

Rick sentía en cómo alguien le ayudaba a mantener el equilibrio después de tal caída, giro la cabeza en dirección de su ayudante y allí estaba ella, Kristal. Seguía con aquella mirada fría y asesina, lo necesario para  que Rick le agradeciera con una sonrisa de gratificación.

-          Por mi te dejaba ahí tirado, como si estuvieses muerto.- dijo secamente mientras se  pegaba a la espalda del chico y desenfundaba su valiosa espada.- Pero puede que más de uno no me lo perdonarían.
-          Oh, gracias pelo chicle- comentó sarcásticamente.- Aunque sé, que tú también me echarías de menos.- Y de nuevo, mostró aquella odiosa y burlona sonrisa que tanto irritaba a la chica.

Ambos se encontraban espalda contra espalda, y de la nada, empezaron a brotar unas criaturas que le rodeaban. Se trataban de los espíritus sagrados de Kiria, los guerreros de la luz o también conocidos como guardianes celestiales.
Aquellos bichos no eran monstruosos, ni horribles; se podía encontrar de variadas formas, pero aquellos espíritus tomaron la forma de cada integrante del grupo. Rick fue desenvainando la espada lentamente mientras que se maldecía por lo bajo, se preparó para la ocasión cuando apareció Silker e hizo que retirara el arma.

 -          De esto nos ocupamos nosotros.- comentó Silker. Entretanto preparaba el carcaj en el suelo y aferró algunas cuantas flechas cuando dio la señal.- ¡Corre!

Rick se apresuró en correr de nuevo, un fantasma quiso entrometerse en su camino pero Kristal, con gran destreza y agilidad lo partió en dos con su espada, haciendo que aquel bicho desapareciera como si se tratase de una simple ilusión.

Silker vigilaba las espaldas desde lejos, afinando su puntería e intentando no fallar, por desgracia, mientras apuntaba a uno de los enemigos, se percató en algo rectangular como una caja. Entrecerró los ojos e intentó observarlo más detalladamente aunque se encontrase en una distancia muy lejos para fijarse lo bastante bien, hasta que se  fijó en algunos cables que se sobresalía en la caja y justo, en ese momento, entendió todo.

-          ¡TENEMOS QUE SALIR DE AQUÍ!- gritó Silker. Cogió el carcaj guardó las flechas en su interior y agarró con todas sus fuerzas la mano de Kristal, llevándosela consigo.- Toby está fuera, ¿no?
-          Cl-Claro… ¿Pero qué pasa?- preguntó nerviosa
-          Hay una bomba.

En seguida el cuerpo de Kristal empezó a enfriase y a coger un colar más blanco, desvió su mirada hacia el lugar donde se hallaba Dereck, se sintió aliviada de que Lirfo le intentase ayudar para salir de ahí.

-          ¡Espera!- se paró Kristal soltándose de la mano de Silker.- ¡¿Rick?! ¡No me voy sin ese maldito condenado!

Silker alzó una ceja, estaba confuso. No se podía creer –y nadie podría creérselo.- que hubiera escuchado aquellas palabras salir por la boca de Kristal, aunque en el fondo tuviese razón. El arquero se volteó y empezó a mirar por todos los lados hasta ver a aquel chico al lado del pilar de luz, parado e inseguro.

-          ¡Rick vamos!- gritaron ambos.

Rick les miro y negó con la cabeza con aquella estúpida sonrisa. Fue misterioso que Kristal, con solo mirarle a los ojos unos segundos, comprendió lo que quería decir. De nuevo se agarró a Silker y le arrastró hacia a fuera. Él intento retenerse, no quería dejar morir al único que podía ser la clave para la destrucción de la oscuridad o peor, a un amigo.

Cuando todos habían desalojado la sala y las únicas presencias eran la de los espíritus celestiales y el fuego que cada vez era más denso, Rick, rozó su mano sobre el pilar, en seguida la quitó al sentir aquel puntiagudo calambrazo recorrer todo su cuerpo. Miró hacia arriba y pudo contemplarla unos segundos, ahí fue cuando se dio cuenta que él era el único que podía ayudarla. Cerró los ojos y pensó detenidamente lo que iba a hacer, resopló por última vez y pasó al interior de aquella columna de luz.

La tremenda energía que manaba en aquel lugar provocaba que Rick pudiese flotar. Se elevó lentamente hasta parar en mitad de camino y llevarse las manos a los brazos, increíblemente, la fuerza de aquella luz provocaba unas grandes cortes a la piel de Rick, lo que le aliviaba era de que no se trataban de heridas grave.

El dolor no podía ganar hacia ese sentimiento que acumuló en todo su viaje, siguió ascendiendo hasta encontrarse enfrente de Shiva, sus bellos ojos morados hipnotizaban a más de uno.

Se apartó unos centímetros, se quitó débilmente el colgante que llevaba encima y, con delicados movimientos fue poniéndole aquel bello y hermoso colgante sobre el cuello de la mujer de ojos morados. Intentó tocarla pero de nuevo se volvió a quemar, lo extraño era que esas quemaduras iban desapareciendo rápidamente…

-          Shiva soy yo.- Intentó tranquilizarla.- Sé que por alguna parte de este cuerpo está la verdadera Shiva, tú fuiste la que me salvaste en el lago....-Llevó de nuevo su mano hacia el delicado rostro de la chica, ahogó un grito y aguantó el dolor.- Vuelve a ser tú, te echamos de menos… Te echo de menos...

Acarició el delicado rostro de Shiva y  se acercó lentamente hacia ella, notando como su respiración se iba agitando, sintiendo que el corazón se le escapaba y saboreando cada segundo.
Y en aquel preciso momento, cuando sus labios se rozaron, del colgante empezó a emanar un fuerte brillo. Aquel destello iluminó la sala, haciendo desaparecer aquellos espíritus celestiales junto con el pilar de luz y lo más importante, devolviendo a la verdadera Shiva.

Él la abrazaba con todas sus fuerzas, todavía seguía sin despegarse de ella, oyendo los latidos de su corazón. Aún no se había percatado de que estaba descendiendo despacio hacia el suelo. En el momento que tocaron tierra firme notó como Shiva caía inconscientemente. Con unos buenos reflejos la sostuvo entre sus brazos, después la cogió e intento salir pero fue imposible, ya se había acabado el tiempo…
Pero, milagrosamente, cuando pensó que era el fin; una especie de niebla los envolvió a los dos. Aquella niebla era mágica, pero lo más mágico fue que surgió del colgante en forma de corazón.

Rick observó atentamente como salía de aquel objeto tanta cantidad de niebla y más tarde, volvió su mirada hacia al rostro de Shiva. Estaba pálida pero  con un poco de color, sus cabellos rubios y aquella cara angelical… No puedo evitar sentirse aliviado de tenerla entre sus brazos.

-          ¡Por Hades! ¡¿Estás vivo asquerosa rata?!- Aquella voz… Le era familiar.

Alzó la vista y se percató que la niebla se disipaba poco a poco, hasta poderle hacer que visualizaran mejor. Sin duda, la que había comentado había sido su querida pelo chicle.

-          Eso pasa por ser descendiente de Zeus.- Comentó sabiamente Naol.

Los demás se acercaban contentos, incluso Kristal suspiraba aliviada al verlos vivos. Lirfo llevaba a Toby en caballito, iba los primeros en aquella carrera, seguido de Silker pero adelantado de Dereck y Mhiyoto. Pelo chicle se acercaba con pasos lentos acompañado de Naol.

-          ¿Está bien?- Preguntó Silker haciendo referencia a Shiva
-          En mis manos siempre lo estará.- Respondió mientras le acompañaba aquella gran sonrisa pícara.