Capítulo 2: El dibujo.

Las calles estaban repletas, lo que hacía que costase tanto caminar entre la multitud. Cada persona, se diferenciaba por el oficio en el que se mantenía, campesinos vendiendo parte de su huerta, elfos haciendo trucos de magias, ciclopes tragándose espadas por arte de “magia”, ninfas engatusando hombres para Dios sabe qué… Todo estaba tan vivo, tan alegre, para nada comparado en el lugar donde vivía Toby.

El pequeño rubio no paraba de dar vueltas sobre sí mismo para no perderse nada. A sus espaldas, vigilándole, se encontraba Rick con su clásico pose de manos sobre la cabeza. Al parecer, se estaba acostumbrando a ver cosas extravagantes como éstas.

- Hola guapo.- comentó delicadamente una ninfa acercándose a Toby.- Para ser pequeño eres muy mono…-le dijo con aquel tono seductor.

- ¡Señora, por favor, si es un niño!- aclaró Rick quien se acercó rápidamente para alejárselo del pequeño.

- Pero tú no lo eres…-le susurró al oído.- Además, soy una señorita, todavía....- susurró mientras empezaba a jugar con sus dedos sobre el vientre de Rick, provocándole cosquillas.

- ¿Saco la sartén?- interfirió Toby.

- No… no hace falta, hijo.- mintió.- ¡Anda, mira si ahí está pelo-chic…tu madre!

Se escabulló rápido de aquella cortesana y se dirigió hacia donde se encontraba Kristal junto a Dereck. La pareja estaba callada, mirando confusamente al par de payasos que se le acercaban.

- ¡Eis, pelo chicle me has salvado!- Rick la tomó de las manos.

- Su-él-ta-me… ¡Ahora mismo!- gruñó como una gata en celo.

- ¿Qué hacéis chicos?- se decidió a preguntar Dereck.

- Dar una vuelta.- De repente, una sonrisa picarona se le dibujó en el rostro de Rick.- ¿Y vosotros… pa-re-ji-ta?- resaltó cada silaba de aquella última palabra.

- Seguramente estaban dando un paseo romántico.- añadió Toby quien cada día más, iba aprendiendo de su ídolo, Rick.

- ¡Vosotros largaros ahora u os juro que os mató ahora mismo!- amenazó Kristal lanzándose sobre ellos pero fue retenida por Dereck, dejando que los chicos se escaparan.

Rick acompañado de Toby salió huyendo para salvar su pellejo. Al parecer consiguieron correr muy rápido ya que se encontraba bastante más lejos de dónde estaban. Descendieron el nivel del paso, hasta a parar a andar. Habían llegado al centro del mercadillo de la ciudad, resultaba ser más complicado al andar por la multitud que había.

- Oye Rick… - abrió una conversación el pequeño.

- Dime.- respondió secamente.

Toby se detuvo de golpe, cabizbajo, apretó los puños. Rick ni por un momento se detuvo, hasta que comprendió que algo iba mal y se giró para analizar la situación.

- ¿Tú… crees que yo sería capaz de traer a Leiya?- preguntó Toby.

- Ah, con qué era eso. Salvar a tu enamorada… ¿y por qué no?- Empezó a rascarse la cabeza, como si eso le ayudaría a darle una mejor respuesta.

- No me gusta.- afirmó Toby con un tono malhumorado.

- ¡Pues fantástico!- Toby no comprendió aquella reacción sobre Rick.- Uf, que alivio. Ahora tengo más posibilidades de estar en un futuro con Leiya.

- ¿P-pero… cómo?

- Bah, ya sabes. Yo espero a que ella crezca un poco y después... ¡Zash!

- ¡Pero si eres un viejo para ella!

- ¿Y a ti qué te importa?- Su plan le iba de maravilla.

- Yo… Esto…

- Además eres un enano para ella.- le sacó la lengua cómicamente.

- ¡Y tú eres un descerebrado!- se burló Toby mientras volvía a salir corriendo a la vez que reía.

- ¡Serás…Ya verás cuándo te coja!

No dudo en echar a correr también, la única pega era que entre la gente que había no podía pillar a Toby y ahí fue cuándo se preocupó en perderle de vista.

Comenzó a pensar algo que le vendría bien por una vez en su vida, hasta que, ideó la mejor forma de pillarle. Alzó la mano y se quedó fijamente posando su mirada sobre el dedo índice, poco a poco se podía observar pequeñas chispitas originadas por éste.

- Quién se topé por mi camino recibirá un pequeño calambre.- Sonrió perversamente.- ¡Vamos señora apártese!- “Zash” Calambrazo.- ¡Hombre gigante, échese a un lado! ¡Por los dioses, si eres un tío! Y pensar que me pareciste guapa…- Y así sucesivamente.

Al cabo de varios minutos, por fin Rick pudo seguir su perseguida a por Toby, la cuestión es que se habían alejado de las tierras del reino, por no decir que se encontraba completamente en las afueras del muro de Halkia.

- Nos hemos alejado bastante.- comentó Rick para sí mismo

- Cierto.- apareció Toby a su lado.- Pero… soy más rápido que tú.- vaciló.- Rick… Ahora que Jack ya no está… ¿podríamos ser hermanos?- Su tono fue cariñosa y melancólica, como si ya se imaginaba que no aceptaría.

- ¿A qué viene eso?- Rick se agachó hasta llegar a la altura de Toby, intentó que le mirara fijamente pero éste le negaba la mirada. Apoyó sus manos sobre los hombros del pequeño y le dijo.- ¿Sabes enano? Desde que te conocí, sentí un fuerte vínculo en ti, y yo por lo menos, te trataba ya como si fueses mi hermano.- esbozó una enorme sonrisa.

Toby sonrió y se atrevió a mirarle, tardó unos segundos en echarse a brazos de Rick haciéndole que perdiera el equilibrio y cayeran al suelo.

- ¿De verdad crees que soy muy pequeño para Leiya?-preguntó cabizbajo.

- Yo pienso... que en el amor no existen edades, a no ser que os saquéis más de diez años. Además, los chicos estiramos antes,- le guiñó un ojo.- yo di el estirón antes de Jack.- y empezó a reír acompañado de Toby.- Eso quiere decir que mientras seas más alto, sirve. Bah ni eso. Si te gusta y ella te corresponde no hay edad ni altura que valga. - miró el cielo, serio y orgulloso de si discurso.

- ¿Qué es eso?- saltó Toby de repente

- ¡Toby! Con lo bien que había quedado... A ver como te explico lo que te he querido decir....- le respondió

- ¡No, no! ¡Eso!- señaló hacia el frente.

Y justo ahí, delante de ellos, se encontraba una especie de nave. Era similar a la que ellos un día montaron, excepto que esta era de color negro y con una forma más ovalada. Destacaba por su enorme tamaño y por aquel dibujo que parecía un emblema, se trataba del dibujo de un dragón negro y alargado que se envolvía sobre una Magiza, con ese brillo que hacía recordar a la sangre y a la muerte a la vez.
Rick se levantó despacio, tuvo un presentimiento. El colgante que llevaba sobre el cuello empezaba a brillar intensamente, pero éste ni se percató, solo fue caminando lentamente hacia la nave, llevando su mano hacia el dibujo y pasando su mano por encima del dibujo con cuidado. Toby notó el cierto cambió en Rick, se le quedó observando como si no supiera de quien se trataba.

- ¿Rick pasa algo?- Sabía perfectamente que le pasaba algo. Vio aquel brillo diferente en sus ojos al ver aquel símbolo tan extraño.

- M-Mi dibujo…- susurró.- La magiza… - Toby no comprendió nada pero siguió observándole fijamente.

Ignoró por completo a Toby. Estaba en una especie de confusión. De repente una enorme puerta iba descendiendo poco a poco hasta posarse en el suelo, Rick cogió de la muñeca al niño y se escondieron tras unas rocas cercanas. Empezaron a escuchar una voces que resultó ser familiar, una de ellas era masculina la otra femenina.

Toby se asomó a ver quiénes eran, sus ojos se engrandecieron al ver de quienes se trataban: de Recius y Ashtad.

- ¡Qué humillación! ¡Es indignante que no me recuerde! Maldito Redfrod.- gruñó Recius.

- Es normal que no se acuerden de ti, imbécil. Ahora deja de quejarte como un crio y vallamos a coger provisiones. Y quién sabe si nos encontramos con el grupillo aquí.- Se giró y con la palma de la mano al descubierto hizo que aquella placa que estaba en el suelo y hacía de puerta volviera a su lugar.
Ambos chicos les siguieron con la mirada hasta que vieron que estaban lo suficientemente lejos para darse cuenta de su presencia. Rick echó a correr de nuevo en dirección de la nave, empezó a golpearla como si se tratase de un loco. Toby, perplejo a la reacción de Rick, no hizo nada, solo se dedicó a observar como su amigo/hermano se hacía rasguños en los puños.

- ¿Pretendes entrar mediante golpes?

- ¿No te acuerdas? Nuestra nave tenía como un dispositivo oculto para poder abrir las puertas… Siento, como si algo importante estuviera dentro…- El colgante no paraba de brillar cada vez más.- Echo de menos a Sylvia, sus bombas eran necesarias en un momento como éste. ¡Ya sé!- Sus ojos empezaron a emitir un brillo similar al de un rayo.

- Nunca me gustan tus ideas…- se hecho hacia atrás asustado.

Rick levantó el brazo en dirección a la nave, ordenó a Toby que hiciera un pequeño agujero a una parte del automóvil. De por aquel agujero empezó a salir una especie de líquido.

- Como me lo suponía… Él como siempre tan anticuado...- se dijo a sí mismo

- R-Rick... ¿qué vas a hacer?

- Enano, échate atrás. Sabes que con algunas chispas de un rayo se puede hacer fuego…

- ¿PRETENDES EXPLOTAR LA NAVE?- gritó estérico.- ¡Y si hieres a alguien de ahí dentro! ¡Y si…SHIVA SE ENCUENTRA AHÍ! - Dio en el clavo con lo de algo importante se hallaba ahí dentro.

- Ahora Shiva es un recipiente… Y está siendo controlada por un dios superior, dudo que la pase algo. ¡Vamos, a la de tres!- Dijo con aquella sonrisa despreocupada y alocada. La situación hacía que la adrenalina se le subiese a la cabeza, empujó a Toby hacia atrás y se concentró.- Uno, dos… y…
Alzó una mano en la dirección a la gasolina, lanzó un grito y del cielo cayó un rayo provocando un gran fuego que al poco tiempo hizo reacción sobre la gasolina y… “¡BOOOM!” Explotó.
Rick se encontraba enfrente, atontado con la cara completamente negra y los pelos aún más peinados arriba como si fuesen “pinchos”. Toby se acercó aguantando la risa por el aspecto de Rick, aunque este, tampoco podíamos decir que se hubiera salvado, su cabello rubio pasó a ser un rubio sucio casi razado y más de punta, alguna mancha en la cara…

- Te dije que era mala idea.- Le echó en cara.- Y se te olvidó decir tres… ¿¡Tanto cuesta decir un maldito tres para avisar!?

- A callar Tobías.

- Aún así…, tengo razón.- Y se cruzó de brazos.

*          *          *

Una vez ya en el interior, empezaron a inspeccionar el lugar donde se encontraba. Era una sala con mucho espacio, adornado con cajas de maderas tiradas, quemadas por todo los lados. Todo estaba hecho un desastre, sería imposible hallar a alguien con vida tras esa explosión.
Toby le dedicó una mirada frustrada a Rick y él se limitó a sonreír inocentemente. Algo llamó la atención de Rick, una especie de sarcófago, donde solo se podía ver una pequeña y diminuta ventana redonda, era lo único que a través de él se pudiese ver el interior. Tenía aspecto como si se tratase una tumba egipcia, pero había algo mágico en él. Una luz surgía a través de la pequeña ventana. Ambos se acercaron lentamente.

El corazón de Rick empezó a latir cada vez más fuerte, tan fuerte que parecía que Toby también lo oía.

- Ahora déjamelo a mí.- se ofreció el niño a abrir la “tumba” con una forma menos agresiva. De su pequeña mochila (de la que nunca se despegaba de ella y siempre la llevaba a sus espaldas) sacó un martillo y unos cuchillos de cocina.- Ten.- le ofreció el martillo.- Ahora golpea en los sitios que yo te diga.- Empezó a pasar el filo de la hoja del cuchillo por una pequeña abertura.- Listo, golpea aquí, allí y un poco por allá… Muy bien.- Rick golpeaba cada lugar que le decía Toby, pero no tenía ni idea de lo que estaba haciendo.- Ahora le damos una patada y… ¡Tachan!- Milagrosamente se abrió lo que parecía ser un sarcófago.

De él empezó a salir un gran destello que hacía que fuera incómodo verlo. Cuando el brillo descendió se podía observar perfectamente la figura de una mujer con un bello vestido blanco con algunos adornos de color dorado.

- Shiva.- pronunció débilmente Rick.

El cuerpo de la Pequium empezó a echar a andar, estaba débil ya que se mantenía de pie gracias al apoyo del sarcófago, hasta llegó a un punto que iba a caer pero, gracias Rick, la sujetó rápidamente. Seguía oliendo a flores, aquel aroma tranquilizó a Rick. El collar brillaba con más intensidad, imitando el brillo al abrir la “tumba”.

Shiva no reaccionaba, seguía en su estado de trance lo que  hacía que Rick se entristeciera. No había cambiado, seguía siendo ella -excepto aquel brillo que emitía todo su cuerpo-.
Algo raro pasaba, la última vez que Rick había tocado a Shiva, éste se quemó pero ahora no sentía ningún dolor.

- Veo que los ratones acaban de caer en la trampa del gato.

- Esa voz… ¡Ashtad!- comentó Rick mientras la observaba delante de la puerta.

- ¡¿CÓMO ES POSIBLE QUE DE ELLA TE ACUERDES Y DE MÍ NO?!- gritó bastante alterado el pobre de Recius.

- Bicho, échate atrás. No es momento para tus niñerías.- amenazó Ashtad.- Preparaos para morir.