PRÓLOGO:

Entre las tinieblas del castillo, aquella aura tenebrosa que provocaban los espíritus que vagaban de un lugar a otro sin rumbo alguno, las telarañas pegadas en cada rincón, aquello provocaba esa sensación más tétrica.

Los pasillos del misterioso castillos eran amplios, suficiente para que el perro de quince metros pudiera pasear con tranquilidad. Las tres cabezas de éste olfateaban cada rincón del pasillo, al parecer estaban hambrientos y buscaban comida.

A tres puertas, se hallaba la gran sala. De nuevo, en aquel trono oscuro se encontraba aquel señor quién, parecía estar pensando algo que le ocasionaba cierta nostalgia. La mayor parte de aquella habitación era oscura, salvo aquel tragaluz –mejor dicho, aquel agujero de mediano tamaño en el techo- que lo que permitía era enfocar como si fuese un foco hacia aquel enorme asiento.      

               -     ¿Nos os gustó vuestro encuentro con su familiar?

El brillo estelar que causaban los hermosos ojos de Témhota se dejaron ver entre la oscuridad. Se acercaba con pasos lentos, se arrodilló ante el señor del trono y aguardo en aquella postura.

                   -     Gustar no es la palabra precisa en lo que siento yo, Témhota… Por cierto, ¿qué os pasó con vuestro encuentro con el Pequium de los cielos?

                   -     No fue nada, mi señor.- dijo secamente, sin menor miedo posible; y abandonó su posición.- Solo fue un lapsus, ni yo misma sé lo que me pasó.

                   -    Recordasteis el llanto de cuándo erais una simple mortal. Eso significa que vuestra oscuridad está desapareciendo…-susurró.- Por lo que os encomendaré una misión. Quiero que os dirigías hacia el Bosque de los Susurros.

                  -    ¡Pero señor! ¿¡Qué pasará con la misión del Pequium!? ¿¡O la niña!? 

                  -   El Pequium de los infiernos junto a Ashtad se llevaran a ambas a Halkia, ahí las entregaran a Marcus y a Cerberus. Tú te delimitarás a ir al Bosque de los Susurros en busca de aliados para la gran Guerra, ¿y quién mejor que la Pertigión de la oscuridad para tratar con muertos?

Témhota apretó los dientes, dejó que se mostraran sus dos colmillos extravagantemente afilados.  Se dio la vuelta con elegancia y con cuidado, empezó a dirigirse a la gran puerta de cuyo pomo estaba hecho por una calavera. Nada más tocarlo se abrió la puerta pero, su voz hizo que se detuviera.

           -    Témhota,  no le des mucha importancia a lo que estés pensando. Debes olvidar tu pasado.

Y una vez acabada la frase, Témhota, dándole la espalda, frunció el ceño y se marchó. Por el camino se encontró con el chuchu pulgoso de tres cabezas. Alzó su brazo hacia una de las cabezas del canino y se quedó pensativa en lo qué paso hace dos meses.

*          *          *

Habían surgidos ya dos meses del secuestro de Leiya y la desaparición de Shiva. Todos caminaban por un camino en dirección a Halkia.

Halkia, según lo que había contado Silker; era un gran reino donde solo habitan humanos y muchos comerciantes de otras razas. Esa ciudad era conocida por su gran ejército dónde éste estaba alistado y a Lirfo le expulsaron. El motivo de este viaje era conseguir aliados para el enfrentamiento final de esta guerra.

Marcus querían invocar a la oscuridad. Por una vez, Rick entendió que la oscuridad no era aquel hombre que vio, aquel individuo era como el rey del reinado oscuro -él que lideraba todo-, quienes querían invocar a aquel de cuyo nombre es innombrable… Pero, Rick ya conocía el nombre de aquella bestia gracias al pergamino que encontró en el castillo de Karpia: Greydorm.

Rick, seguía recordando lo de la otra noche. Al menos alguien se enteró que estaba más distraído de lo normal, aquella persona resultó ser Lirfo.

                           -     Rick, ¿te pasa algo?- preguntó el elfo.- ¿Es por la nota que nos dejó Marcus?

                           -    ¡Orejas!...-dijo sin mucho entusiasmo.- No, haber preocupado estoy que nos advirtiera de la guerra que hará dentro de unos días en Halgold…

                           -    Yo creo que Marcus nos está mintiendo…- Lirfo no le quitaba la vista, observaba aquellos ojos azules apagados, lo que resultaba raro, esos ojos siempre estaban iluminados por un destello o como si estuvieran vivos.- Pero eso no es lo que ronda por tu cabeza…        
                                                    

                           -     Ajam...- afirmó con la cabeza.- Aún no le he contado a nadie lo que pasó hace unos días… Lirfo, serás el primero.

~ Aquella noche misteriosa, cuándo Rick se acercó y quiso sorprender al causante de aquel ruido, resultó que el sorprendido fue él.

Ante sus ojos, un bello pájaro alado. La luna llena hacia que emitiese colores llamativos a aquel bello animal que desprendía fuego por las enormes alas 

                      -    Eres tú…- dijo Rick confundido

                           -  ¿Impresionado?- De nuevo aquella voz resonó por el lugar sin que el pájaro de fuego abriese el pico, como si hablará a través de telepatía.- Me salvasteis la vida una vez y yo se la arrebaté a una buena amiga. 

                           -  Amiga… si.- dijo cabizbajo.-Ten.- alzó una de sus alas en sentido dónde se encontraba Rick.

Rick cogió aquel objeto y le resultó algo peculiar. Se trataba de un colgante, un colmillo para ser exactos. Nada más cogerlo empezó a brillar y cobró forma de un corazón. Eran aquellos colgantes que se podían abrir donde cuyo interior se podía guardar algún objeto o foto, pero este ya llevaba algo guardado, el mismo colmillo pero con un menor tamaño.

                         -     Se ha convertido en un corazón.- susurro el fénix.- Rick, he puesto todas mis energías en aquel colmillo, lo que significa que me convertiré en una especie de Hyrius… pero eso no te sirve a no ser que seas un invocador. Bueno, este colgante se trata del colmillo de un dragón antiguo y del más poderoso. Según dice la leyenda que este colmillo tiene grandes poderes y quien lo posea se convertirá en lo que siente su portador… Y por lo que veo que tu sentimiento hace referente a un corazón. Hay gente que tienen un corazón oscuro y el colmillo lo detectará y se convertiría en una calavera y estaría maldito durante el resto de sus días… Y a otros un simple colmillo pero a ti, Rick Redfrod, tu corazón es tan puro y fuerte que solo tienes en mente una cosa: salvar a tu amiga.- confesó.

                       -    Pero… ¿por qué me lo has dado? No lo entiendo…

                       -    Parte de tus sentimientos se han retenido en el colmillo del interior del colgante, aunque mueras una parte tuya estará en su interior… Por lo que tienes que ponerse a tu amiga la que está bajo el dominio del Pequium de los cielos… eso hará que vuelva en sí, claro… si le echáis valentía.

                       -   ¿Y si no lo consigo?-dijo decaído

El gran pájaro empezó a ascender, agitaba las alas con gran rapidez, estaba preparándose para echar a volar. Tal fuerza era que tenía aquel ovíparo al agitar sus alas que hizo que Rick cayese al suelo.

                -   Solo ten Fe en ti mismo.- finalizó esto antes de despegar por completo.

Rick seguía sentado en el suelo, observando al fénix alejándose de él y volando junto a la luna. Se percató que el ovíparo junto a la luz de la luna llena, provocaba un fuerte brillo sobre el animal, transformando el color de sus plumas en luminosas plumas multicolores mientras se iba desvaneciéndose. ~

Lirfo atendía detalladamente lo que le contaba Rick, observó que alrededor del cuello del chico llevaba aquel medallón por una fina y preciosa cadena de plata, el corazón parecía estar hecho de oro pero emitía un brillo semejante al diamante… Lo gracioso que le resultaba al elfo era que ese colgante no le favorecía a su amigo y no pudo aguantar la risa. Rick, extrañado de que se riese de él, empezó a picarse y a discutir contra Lirfo mientras éste reía.

Llegó en un momento dónde el sendero se dividía en dos rumbos distintos, uno se dirigía a Halkia y el otro camino se iba a Halsey, donde se encontraba el reinado con rango de bronce.  

Jack se colocó en la ruta que llevaba a Halsey, los demás emprendía el camino hacia Halkia. Rick se quedó parado junto a su grupo mientras Dereck, Becker y los demás rebeldes seguían más adelante.

                  -   Rick, es hora que nos despidamos.- comentó Jack

                       -   ¿Pero por qué?- gruñó. No quería separarse de su hermano, lo que hacía que se enojara.-Pero, si nos acabos de encontrarnos… ¿Hacia dónde vas?-preguntó curiosamente e intentando disimular su furia por una sonrisa.

                       -  Voy a buscar algo en Halsey. Pero estate tranquilo, recuerda llevar siempre el mechero. Pueda que sea insignificante,  pero para mí fue algo valioso durante una temporada... No preguntes, pero eso hará que nos volvamos a juntar de nuevo.

                      -    Fue importante cuándo te desahogabas fumando, ¿no?- empezó a reír

-                     -  Canijo insoportable.- Rodeó con su brazo al cuello de Rick, impidiéndole que se mueva mientras Jack le despeinaba y mostraba una sonrisa picarona idéntica a la de su hermano menor pero con un toque más masculina y chulesca, lo que hizo que los demás se sorprendieran de que estuviera sonriendo.

                   -    ¡Y te crees que yo no te voy a seguir!- dijo indignada Nubila mientras se cruzaba de brazos.- ¡Por mi madre, Afrodita, qué voy contigo! ¡Con las sueltas que anda por ahí, y tú solo!- Aquello… fue una vulgar escusa de no mostrar celos de que Jack fuera cortejado por otras damas en su ausencia.- Iré contigo, además sin la presencia de mi invocadora tengo tiempo de sobra.

                   -   ¿Nubi tú también?- comentó Rick sabiendo que Nubila se pondría nerviosa por llamarla Nubi.

                  -    Haber Rickichin… Si no fueras hermano de mi querido Jack y tampoco tan guapo ahora mismo te dejaba sin tu aparato reproductor con solo un chasquido.- dijo educadamente, mientras alzaba una ceja.- Pero como pienso en tu futuro con vástagos por ahí sueltos… Además, quiero ser tía.- guiño el ojo con un tono provocativo.

Jack emitió un gruñido aunque, en el fondo le daba igual que fuera con él, sabía que era una mujer de armas tomar y que podía cuidarse de sí misma. Y sobre su comentario lo ignoró completamente, la verdad no le importaba que hubiera dicho aquello. No tardaron en empezar, la despedida fue bastante corta –sabiendo que nos le dejaron oportunidad a que los demás se despidiesen– y Rick se quedó algo atónico.

                 -  ¡Jack! ¡Más te vale volver a aparecer!- gritó con todas sus fuerzas al verlos alejarse de él.- Volveremos a vernos…- sacó el mechero de su bolsillo y lo apretó con fuerzas.- ¡Te  prometo que cuidaré tu mechero! ¡Tú mantén la caja personalizada que te di!... Te echaré de menos…- susurró esto último.

Silker colocó su mano en el hombro de Rick en señal de apoyo. Toby le miraba con cierta preocupación en la cara, lo que Rick tenía que fijarse era que no estaba solo, aún conservaba a sus amigos, se giró y sacó su mejor sonrisa.

   -     Nunca le gustó las despedidas a tu hermano.- comentó Kristal secamente.          

                  -    Y que así sea. Bueno, pongámonos en marcha. ¡Hacia Halkia!- dijo entusiasmado mientras echaba a correr perseguido por los demás.